Mercedes-AMG lanza el nuevo S 63 AMG: la berlina de altas prestaciones más potente del segmento de lujo define nuevos estándares en el campo del dinamismo de conducción, la construcción ligera y la eficiencia. Un aval de las extraordinarias prestaciones es el motor AMG V8 biturbo de 5,5 litros con una potencia de 430 kW (585 CV) y un par motor de 900 Nm, el miembro más potente de la familia de motores BlueDIRECT. Gracias a medidas sistemáticas de construcción ligera basadas en la filosofía «AMG Lightweight Performance», el S 63 AMG pesa hasta 100 kilogramos menos que su antecesor.

Mercedes-Benz S 63 AMG (V 222) 2013

La combinación de una propulsión eficiente con la reducción de peso conduce a un consumo de combustible de 10,1 a 10,3 litros a los 100 kilómetros en el ciclo normalizado europeo. Por primera vez, el nuevo S 63 AMG puede equiparse opcionalmente con la tracción integral 4MATIC de AMG, desarrollada para optimizar las prestaciones del vehículo. Con ello no mejora solamente la tracción: el S 63 AMG abre una nueva dimensión de dinamismo de conducción en su segmento. El diseño y el equipamiento del S 63 AMG satisfacen máximas exigencias en cuanto a impresión de valor, calidad y perfección.

La implementación sistemática de la estrategia AMG Lightweight Performance ha permitido reducir el peso del S 63 AMG en hasta 100 kilogramos en comparación con el modelo antecesor. Este ahorro de masa del vehículo se debe sobre todo al empleo de llantas de aleación forjadas de AMG, una batería ligera de iones de litio y un equipo de frenos de alto rendimiento AMG con discos de material compuesto y peso optimizado. Además, en la fabricación de la chapa exterior de la Clase S, incluyendo el techo y la estructura delantera de la carrocería, se emplea exclusivamente aluminio. Una cavidad para la rueda de repuesto de fibra de carbono —un material asumido de la Fórmula 1— permite ahorrar otros cuatro kilogramos.

El S 63 AMG define asimismo un nuevo baremo en la relación peso/potencia, con un valor de  3,37 kg/CV. Este valor se traduce en prestaciones sobresalientes: en función de la variante, el vehículo precisa solamente 4,0-4,4 segundos para acelerar de cero a 100 km/h; la velocidad máxima está limitada electrónicamente a 250 km/h.